El Mar Menor ha logrado aumentar considerablemente la cobertura vegetal de su fondo marino, alcanzando un 92 por ciento de recuperación. Este avance supone la mayor población registrada en los últimos siete años, desde el 2017, cuando la vegetación cubría el 49 por ciento del lecho marino.
Desde entonces, se han restaurado 5.964 hectáreas de las praderas marinas, lo que representa un 85,15 por ciento de las 7.004 hectáreas que carecían de cobertura vegetal. Esta recuperación se ha dado especialmente en zonas como la rambla del Albujón, donde aún persisten necesidades de restauración en 1.040 hectáreas.
Entre las especies recuperadas destacan las praderas del alga Caulerpa prolifera y praderas mixtas que incluyen la planta fanerógama Cymodocea nodosa y el alga Caulerpa prolifera, tan características del Mar Menor. La Caulerpa prolifera, en particular, ha vuelto a predominar en un 90 por ciento del área. Asimismo, los trabajos han permitido identificar nuevos puntos de colonias de nacras.
Este progreso se deriva de un detallado estudio realizado por la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, que ha supervisado el lecho marino con 13.800 fotografías y 532 vídeos. El equipo de investigadores del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida), bajo la dirección de Manuel Erena, ha sido fundamental en estos avances.
El consejero Juan María Vázquez resaltó la importancia de este estudio, que proporciona un conocimiento actualizado del fondo marino para estar mejor preparados ante situaciones adversas en el Mar Menor. Se ha evidenciado no solo una recuperación de la cobertura vegetal, sino una expansión del bosque marino, a pesar de eventos climáticos como la dana de 2019 que afectaron significativamente las praderas recuperadas.
Para llevar a cabo este estudio, se realizaron 20 salidas de campo a 532 puntos de muestreo en todo el Mar Menor, recopilando un total de 14.332 documentos gráficos. Este análisis exhaustivo ha permitido la realización de un mapa detallado de los hábitats marinos de la zona.
La inversión en tecnología ha sido fundamental, con la adquisición de equipos de última generación por un valor de 200.000 euros, financiados por fondos Feder y el proyecto Thinkinazul. Estos dispositivos han sido clave para documentar la biodiversidad marina, estudiar el comportamiento de las especies y monitorear la evolución del ecosistema marino.
Vista panorámica del fondo marino del Mar Menor.
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